BESTIARIO

Discos de ayer y hoy. Abrimos una nueva lista de álbumes recomendados …

THE CADILLAC THREE- BURY ME IN MY BOOTS. 2016. 

Desde Nashville, Tenesee, The Cadillac Three no escatima en derrochar ese sonido ‘americano’ y muy sureño en su segundo trabajo. Haciendo honor a antepasados como Lynyrd Skynyrd, el trío mezcla dichas influencias con hard rock, resultando en un disco todo terreno : en la carretera, un carrete (o juerga) o una cita (siempre y cuando tu partner sea cool), Bury Me in My Boots tiene esa veta cool, atemporal, digerible y liviana, como esas personas que se adaptan y caen bien en todos lados . Sin embargo, afirma y reafirma su personalidad y carácter con cada sonido y fraseo presente en la placa.

COVEN – WITCHCRAFT, 1969.

Si existe una banda de rock subvalorada es Coven. Antes de Black Sabbath y más bien paralelos a Black Widow , es uno de los estandartes del ‘occult rock’ de los ’70, etiqueta originada en estos días gracias al auge de bandas de este tipo, como Ghost y Lucifer, claramente influenciadas por el cuarteto liderado por Jinx, a quién se le atribuye el gesto de cuernos o horns antes de Ronnie James DIO y que también causó polémica no sólo por su oscura puesta en escena, sino por sus letras. No se dejen engañar, de buenas a primeras, su sonido es el de una banda sicodélica pero es en las letras donde está su aspecto más espeluznante. Una piedra angular del Heavy Metal.

WILD ROSE ORIGINAL SOUNDTRACK, 2018.

Protagonizado por la granDIOSA Jessie Buckley, el filme relata la historia de una cantante de Country en Esocia  y  la lucha contra nosotros mismos y el autoboicot. Con la música como hilo conductor, colmada de canciones memorables, botas vaqueras, chaquetas con flecos; desde su estética hasta su soundtrack , esta película es una lección de autoaceptación, donde el único príncipe azul es la música y la verdadera aventura es cómo manejas ese poder interno para crear y no para destruir. Jessie Buckley canta todos los temas del disco y tanto su voz como su carácter recuerdan a una joven Janis Joplin que se enfila en las slide guitars y los ritmos country.

H.E.A.T. – H.E.A.T.II. 2020

Bienvenidos de vuelta al hard rock, H.E.A.T. A pesar del buen intento en su disco anterior de experimentar un poco con sonidos más modernos, lo que H.E.A.T. sabe hacer son canciones que se meten en tu sistema a través de los oídos pero no dejan tu cabeza y tu pulso en días. La última placa de los suecos es una píldora concentrada de rock and roll adictiva como una droga , porque te deja con ganas de más y no te suelta, desde la viral Rock Your Body hasta el filo de Rise, pasando por power ballads y muchas influencias de Nightranger y Hardline entre otros íconos del hard rock. Producido completamente por el tecladista Jona Tee y el guiatrrista Dave Dalone ¡Qué gran trabajo, señores!

OZZY OSBOURNE – ORDINARY MAN. 2020.

No es el mejor disco de Ozzy pero es el primero en 10 años. Abre presentando una vibra muy Black Sabbath, quizás apelando a la nostalgia pero con toques modernos definitivos que se vinculan con el metal melódico moderno, con claros guiños a Iron Man en Goodbye  y más aroma a Sabbath en Straight to Hell. Es un disco en el que figuran estandartes no sólo del rock sino del rap : Desde Sir Elton John en el tema que da nombre a la placa y del rapero Post Malone en It’s a Raid, cuenta con Duff McKagan en bajo, Chad Smith en batería, guitarras grabadas por Slash y Tom Morello, en tanto en los coros se escucha a su hija Kelly Osbourne y a Travis Scott. Si bien Ozzy ha hecho numerosos intentos coqueteando con la modernindad y el hip hop, lo cierto es que el heavy metal es lo suyo. Ordinary Man no es una obra de arte pero es un disco entretenido, variopinto y que merece ser escuchado.

BLACK SABBATH – HEADLESS CROSS. 1989.

Definitvamente Black Sabbath lo ha hecho todo y hay mucho de cierto en que desde sus primeros años, “inventaron” numerosos estilos derivados del Heavy Metal. Headless Cross de 1989 llega en los años en que el hard rock reinaba la Tierra y Cozy Powell en batería junto a Tony Martin en voces, con ese timbre a lo Ronnie James Dio, simplemente le dan tremenda estampa al grupo. En este álbum los capos de Birmingham hacen un retrato del sonido de la época y demuestran la plasticidad que los ha acompañado a lo largo de su carrera, demostrando que adaptarse a los nuevos tiempos es un requisito esencial para los estandartes de cualquier estilo.

GIRLSCHOOL – HIT AND RUN. 1981.

Si querías hacer Heavy Metal en 1981 y eras mujer, tenías que ser más ruda que Lemmy y Biff Byford juntos. Girl School ciertamente lo eran, se ganaron la credibilidad de todos (incluyendo Kilmister, que fue uno de sus grandes colaboradores y amigos) y crearon esta piedra angular del estilo. Entre The Runaways y Motorhead. Entre punk, rock clásico y heavy metal, con letras incendiarias y sin necesidad de gritar sino simplemente de una voz ondera, buenos riffs y una actitud avasalladora.

THE WARNING – XXI CENTURY BLOOD. 2017

De México, Alejandra, Paulina y Daniela rompen cráneos con este disco impresionando con su sonido hasta al mismo Kirk Hammet y siendo comparadas con la primera etapa de Metallica por la crítica y el público (tanto así que CNN las bautizó como “las niñas Metallica”). Esta producción, de hecho, es el resultado de un crowdfounding y de verdad, es pura actitud, garra y rock and roll de octanaje.

CONFESS – JAIL. 2014

Heavy Metal con actitud sleaze, los suecos Confess son capaces de mezclar las armonías de Def Leppard y el peso de Kix en una producción que  se convierte en un avión de combate, veloz, liviano pero letal, en un vuelo vertiginoso que no te suelta de principio a fin. Catarsis, riffs atómicos, baterías explosivas y un bajo que llena todos los silencios con un sonido grueso, Jail es definitivamente un imperdible. Mención especial al cover de What’s Love Got To Do With It de Tina Turner.